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miércoles, 26 de junio de 2013

ARCANO MAYOR XVIII LA LUNA

Cuantas veces  ha sido inspiración de muchos,consuelo de otros,guía en la oscuridad y compañera eterna en nuestras vidas.No conozco a nadie que no la halla contemplado...sus cuatros faces ,nos habla de nuestro propio ritmo...A veces alto,otras veces a medias y otras sin luz..
En el Tarot este Arcano mayor representa lo oculto,para que me entiendan mas fácil,el Lado B ...ese que no mostramos,el cual ocultamos o callamos,pero sale a relucir...en contadas ocasiones...
 Pues para mi es una carta Mágica,donde podemos hacer uso de esa energía acumulada y que no siempre sacamos fuera  y  aprovechamos.Pues quiero decir que de una mala situación o vivencia,debemos aprender,eso nos enseña este Arcano..En la Salud es un poco mas complejo por que nos habla de enfermedades crónicas o mas graves y que debemos poner atención.En el amor...Mmmmm,nos pone a prueba,si realmente estamos en una relación buena,pues nos habla de que es posible que seamos victima de un engaño o bien ,nosotros no estemos dispuestos a mantenernos fiel.
 Ahora voy a una mirada mas técnica  de este bello Arcano misterioso pero admirado por todos.


 <Enamorado y, como esta lámina, corresponde en astrología a la sexta casa horoscópica. Añadamos que la Luna de un Tarot francés del comienzo del siglo XVIII, citado por Gérard van Rijnbeck, reproduce no dos perros ladrantes como en los juegos corrientes, sino una vaca, una cigüeña y una oveja; lo cual remite a la atribución tradicional de los animales domésticos a la sexta casa horoscópica>>. (A. V.)
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Conviene sin embargo examinar esta lámina desde más cerca: la luna se nos presenta divida en tres planos. Del disco lunar → azul, sobre el cual se dibuja un perfil en forma de medialuna, parten veintinueve rayos: siete azules, siete → blancos y , más pequeños, quince → rojos. Entre el cielo y la tierra hay ocho gotas azules, seis rojas y cinco amarillas que parecen ser aspiradas por la luna.
El suelo amarillo está accidentado y no tiene más que dos plantitas de tres hojas, mientras que, en el fondo del paisaje, a derecha e izquierda, se levantan dos torres almenadas con chaflanes que parecen estar una a cielo abierto y la otra cerrada. En el centro del paisaje, dos perros color carne (o un lobo y un perro) están enfrentados con las fauces abiertas pareciendo aullar,  y se puede pensar que el de la derecha agarra una de las gotas azules.
Por último en el tercio más bajo de la lámina, en medio de un espejo de agua azul, rayado de negro, avanza un enorme cangrejo visto por el lomo, igualmente azul.
Estos tres planos bien distintos son los de los astros, la tierra y las aguas. La luna que los domina sólo ilumina por reflejo y aspira hacia ella todas las emanaciones de este mundo, tenga éstas el color del espíritu y la sangre, del alma y su potencia oculta o del oro triunfante de la materia. Los dos canes cerberos, guardianes y psicopompos, ladran a la luna y nos recuerdan que a través de toda la mitología griega han sido los animales consagrados a Artemis, cazadora lunar, y a Hécate tan poderosa en el cielo como en los infiernos, como lo sugieren las dos torres, límites de los dos mundos opuestos. Incluso el cangrejo ha sido asociado a menudo con la luna por su marcha de delante para atrás, semejante a la del astro. Pero la luna se ha considerado siempre como mentirosa y no debemos quedarnos en esas apariencias de orden cósmico, pues esta lámina tiene una significación profunda y de orden psíquico. <> (RIJT, 252). De esta forma la luna es la estancia de los humanos entre la descarnación y la segunda muerte, que preludiará el nuevo nacimiento.
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Las almas en forma de gotas, de tres colores diferentes, correspondientes tal vez a tres grados de espiritualización, suben entonces hacia la luna y, si los perros las quieren asustar es para impedirles rebasar los límites prohibidos por donde se extraviaría la imaginación. El mundo de los reflejos y las apariencias no es el de la realidad. Lo único presente en las aguas azules inundadas de claridad lunar es el cangrejo; recuerda al signo astrológico del Cáncer que tradicionalmente es el domicilio de la luna y favorece el retorno a si mismo, el examen de conciencia. Como el escarabajo egipcio devora lo que es transitorio y participa en la regeneración moral.
En la vía de la iluminación mística adonde nos conduce el arcano decimoséptimo (la Estrella), la luna aclara el camino, siempre peligroso, de la imaginación y de la magia, mientras que el Sol (XIX) abre la vía regia de la razón y la objetividad. M.C.
La Luna no tiene luz propia, sino que refleja la que posee de forma natural el Sol. Así pues, lo que nos llega de la Luna no es real sino una representación de lo verdadero. Pero lo que hay que tener en cuenta es que no siempre dicha representación se ajusta a la realidad.
Si en una tirada de Tarot te sale La Luna es que no estás viendo las cosas como son, bien porque te no te estén contando toda la verdad o bien porque tu mismo no quieras reconocerla. Muchas veces somos nosotros los que nos negamos a ver lo que nos rodea claramente y le pones el color que nos gustaría que tuviera.
La carta del Arcano Mayor La Luna en el Tarot se relaciona con la influencia de la luna sobre los comportamientos humanos. Por una parte, favorece la fertilidad, la fecundación y la intuición pero también muestra el lado oscuro de las cosas, las influencias negativas y los temores inconscientes.

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